Reformas: ¿por qué a veces aparecen humedades tras una obra?
Hay cosas que no deberían pasar. Pero pasan. Como las humedades, que aparecen después de una reforma como ese amigo pesado que no has invitado, pero igual se planta en tu casa con una bolsa de patatas y cara de “me voy a quedar un rato”. Y claro, tú te miras la pared recién pintada con esa mancha redonda y sospechosa y piensas: “¿Pero esto no se había arreglado ya? ¿No venía todo nuevo?” Pues no. O sí. Depende. Porque la mayoría de las veces no es que el material fuera malo, ni que el pintor no tuviera buena mano. El problema suele venir de antes. De mucho antes. Pero nadie lo miró. Porque nadie lo sabía. O peor: porque nadie quiso verlo.
Lo que no se ve, también se paga
¿Sabes cuántas reformas se hacen sin un diagnóstico técnico real?
Miles.
Se tira un tabique, se cambia el suelo, se pone microcemento (que queda chulísimo en Instagram), y a correr.
Pero nadie se para a hacer una inspección con criterio. Nadie mide la humedad relativa, ni la capilaridad, ni el punto de condensación. Porque eso, claro, no se ve. Y lo que no se ve… no “vende”.
Hasta que sí se ve.
Cuando aparecen esas preciosas aureolas en la pared. Cuando el rodapié empieza a hincharse como un globo de feria. Cuando la pintura burbujea como una Coca-Cola agitada.
Y ahí ya no hay microcemento que lo salve.
Las 3 razones más comunes por las que aparecen humedades tras una reforma
No se solucionó el origen del problema
Si tienes una fuga en una bajante o una filtración por capilaridad… puedes ponerle pladur encima y disimular. Pero sigue ahí. Como el tío del bigote raro en la boda: no lo ves, pero sabes que está.Falta de ventilación o aislamiento incorrecto
A veces, por querer ahorrar, se “mejora” el aislamiento térmico… mal. Y entonces el vapor del baño ya no tiene por dónde salir. ¿Y qué hace? Se queda, condensa y… ¡sorpresa! Humedad por condensación.Errores de ejecución en la obra
Mal sellado de ventanas, encuentros mal resueltos, impermeabilización deficiente. Parece cosa menor, pero un descuido de 2 cm puede arruinar una reforma de 20.000 euros.
¿Quién paga el pato?
Tú.
Siempre tú.
El cliente. El que confía. El que paga. El que piensa que todo iba a estar bien.
Y eso, créeme, no es justo.
Porque tú no tienes por qué saber si la humedad es por filtración o por condensación. Pero alguien debería haberlo sabido. Alguien debería habértelo dicho.
Por eso existen los aparejadores, los arquitectos técnicos, los que no vienen a venderte una cocina de catálogo, sino a protegerte de lo que podría ir mal.
La solución real no está en pintar encima
Está en diagnosticar antes de reformar.
En hacer catas, en usar un medidor de humedad, en mirar lo que no se ve.
Porque ahí está la diferencia entre una reforma que dura cinco años… y una que se cae a pedazos al año y medio.
Si estás pensando en reformar y no quieres que las paredes lloren después...
No te dejes llevar por las fotos bonitas.
No firmes un presupuesto sin que un técnico te haya dado su bendición.
Y si ya tienes dudas (porque ya hay manchas, o el suelo suena raro, o simplemente algo no te huele bien)…
Porque una reforma no debería terminar con humedades.
Debería empezar con seguridad.
Y eso, querida lectora, querido lector, sí se puede prever.
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